Blog de Iñaki Salvador

Sucedido positivo del día (y epílogo): 21 octubre 2015 – 0.- Con cero y sincero.

Comencé con el compromiso conmigo mismo hace un año hoy, fue un 21 de octubre. Junto a estas líneas la reproducción de lo escrito y publicado aquel día. He aquí, lo estás leyendo, el sucedido número 366 y el que supone el primer y último cumpleaños de esta sencilla historia. Habéis sido 41 personas los suscriptores, aquellos que habéis decidido recibir un correo electrónico cada día justo en el instante en que yo daba a la tecla “enter” lanzando mi pequeña historia, reflexión, alegría, ventura o desventura. Y me consta que otros tantos, unas 50 personas más, visitabais también cada día el sucedido diario.

Hace diez días comencé una cuenta atrás bastante explícita aunque no explicitada. Titulé el sucedido “¿Mujer diez?”,  y desde él me comprometí conmigo mismo a ir iniciando el descenso numérico intentando vincular la cifra correspondiente a lo narrado cada día (“Cuando un nueve es un fracaso”, “El chino que hoy estaba de ocho”, “Latigazo en siete”, etcétera…).

Ha sido, sin más, un juego de despedida como un juego, en realidad, ha sido escribir los otros 356. Ha sido un ejercicio, un reto, una excusa para mirar distinto y más atento lo que me rodea, una oportunidad de expresar, el regalo de compartir en ocasiones respuestas, acotaciones y comentarios de muchos colores de quienes los habéis leído. Ha sido mover el alma y hurgar con el dedo en zonas que me provocaban en ocasiones cosquilla y risa y, en otras,  escozor y punzada (qué duros los días en que hube de omitir el calificativo de “positivo” en el encabezamiento). Ha sido, en todo caso, un ejercicio de expansión y libertad, la libertad que ejercí al comenzarlos y la que ejerzo hoy al despedirme del compromiso diario.

El blog sigue abierto, faltaría más, vivito y coleando, seguiré escribiendo, quiero seguir haciéndolo y lo haré. Renuncio, eso sí, al compromiso de que la cita sea diaria y al título que los sustentaba y encabezaba; a partir de ahora quizá aborde un día un sucedido positivo, qué duda cabe, pero tendré y me tomaré la libertad de abordar y abarcar más temas, géneros, formatos y modos de expresar. Llevo un montón de mediocres dentro a los que debo cuidar y dar salida: tengo cierto alma de periodista, cierta vocación de poeta, algún impulso de contacuentos o escritor de relatos cortos, veleidades de fotógrafo de situaciones evocadoras u objetos sugerentes, alguna traza de opinador político y social, ciertas hechuras de apasionado del enseñar… Todos ellos estarán de ahora en adelante en el blog haciéndolo suyo, turnándose de la manera más civilizada posible, ofreciendo un cajón de sastre, un baúl de los recuerdos y una merienda de blancos, negros y grises.

Gracias, de corazón, a los que habéis estado ahí y a los que decidáis seguir estando. Tan solo recordar y recordarme una cosa. No escribí ni escribiré para que se celebren mis textos (pobre de mí, plumilla aficionado aunque apasionado) sino para celebrar, con vosotros, el regalo de la vida concretada en el prodigio de la comunicación. Las cuestas arriba y las cuestas abajo se recorren mejor cuando no sólo “ves un punto” sino que compartes “puntos de vista”. Dicho de otra manera: no niego que me guste que me hayáis leído o me leáis, lo que no he necesitado y espero no necesitar nunca es que os guste cómo lo he hecho o que hayáis estado de acuerdo con mis sentires y pareceres.

Aprovecho para comentar que desde hoy leeré yo mismo mis propios sucedidos en su orden correspondiente y cada día el de la fecha exacta, hace un año, en que se publicaron. Será un aprendizaje percibir como en muchas ocasiones ni me gusta como lo hice ni comparto a día de hoy ciertos sentires y pareceres que tuve y expresé en el pasado. Es un segundo reto, la mirada sobre uno mismo y el disfrute de la diferencia y la diversidad de la cantidad de “uno mismos” que tiene uno mismo.

Este sucedido se encabeza, a causa de la citada cuenta atrás, con cero pero, os puedo asegurar, es, desde lo hondo y con enorme sonrisa, absolutamente sincero. Nos seguimos viendo, leyendo, hablando y respirando. Hasta pronto, quizá mañana mismo, no lo sé, o quizá dentro de tres días, o siete. El corazón sigue latiendo aunque me vaya a permitir disfrutar de una elegida arritmia. Sinceramente mío,  Iñaki.

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